domingo, 13 de abril de 2014

Por la memoria

Mi padre fue un hombre bueno, serio, en ocasiones alegre, pero casi arisco. Los recuerdos se fueron apoderando de sus momentos presentes y un poco de resentimiento ocupó sus últimos días. Enfermó y murió a los ochenta y seis años. En esas últimas semanas su alteración del sueño, que padeció durante los cuarenta años en los que estuve cerca de él, se alteraron todavía más. Recuerdo que en uno de esos días malos me acerqué y le cogí de la mano, estábamos en el hospital, yo le recomendaba que descansase y él me respondió desde la más profunda tristeza: No puedo descansar, hija, porque se lo quitaron todo. Algunos de los presentes interpretaron la frase como una suerte de delirio, yo comprendía a qué se refería su dolor. Mi padre que fue un hombre bueno, serio, a veces alegre y casi arisco, de cuyo presente se apoderaron los recuerdos me contaba por estas fechas todos los años la alegría con la que se recibió entre la gente la proclamación de la Segunda República Española aquel 14 de abril de 1931: se emocionaba sinceramente y le brillaban los ojos; después se aletargaba porque no encontraba motivos para todo aquello que pasó, pues vino la guerra y el miedo sostenido durante cuarenta años, porque ser hijo de un comunista que luchase activamente por la igualdad y por los derechos de la mayoría podía llegar a ser una desgracia, casi una vergüenza. Yo hoy quiero brindar homenaje a la memoria asfixiada de nuestra historia y recordar el brillo de esperanza que emergía en la mirada de mi padre cuando recordaba el 14 de abril de 1931 y la luz que ocupaba su rostro y el de sus amigos aquella mañana de noviembre de 1975 cuando ya se había anunciado el fallecimiento de Franco, usurpador del poder legítimo de la República y legitimador de una corona que nadie quería sobrellevar. Por ese brillo en su mirada, con esperanza, hoy brindo por todos los que creen y defienden la igualdad de derechos de los seres humanos en todos los ámbitos de la vida, condeno el golpe de estado del general Franco, los cuarenta años de represión y dictadura. Y sigo esperando que la historia de España retome su camino legítimo y que todo se ponga en el lugar que corresponde. Por la memoria.

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